viernes, 18 de agosto de 2017

Las bibliotecas perdidas

      Cuando un gran lote de libros se dona a una biblioteca, de inmediato se dice "falleció un
profesor". ¿Ya lo habían escuchado? ¿Es que solo los profesores cultivan una buena biblioteca personal? No, claro que no, pero como el profesor usa el libro como herramienta de trabajo, la lectura se cultiva también como herramienta.

      En noviembre de 2016 compré un lote de libros que estaba disponible en mi ciudad. Un lote, una pila, de libros usados, libros viejos en diferentes estados de conservación. La dueña anterior los había recibido de Emaús* para formar una biblioteca barrial que no se concretó. Cuando ya estaban en casa descubrí que dos tercios del material era sobre Historia y Geografía. Como Emaús hace su trabajo a través de donaciones, la conclusión lógica es que esa colección de libros perteneció a un profesor fallecido y que la familia donó su biblioteca a la organización. 
      La reflexión fue inmediata e inevitable, ¿cuál es el destino que le espera a las bibliotecas personales cuando fallece el dueño? Y de forma menos general, ¿cuál será el destino de la mía cuando me toque el turno a mí? Porque, verán, ese es un tema que preocupa a estudiosos, como el escritor y crítico literario Patricio Pron, que se dedican a estudiar el tema cuando la biblioteca pertenece a un escritor famoso, pero no hay nadie a quien le preocupe el destino de las biblitecas personales, aquellas colecciones de libros hechas por anónimos. En muy raras ocasiones hay un miembro de la familia que la hereda y la conserva, pero cuando esto no sucede, el trabajo de una vida se pierde (porque cuesta trabajo, tiempo y dinero reunir una colección así).

"...la biblioteca de un escritor permite tener un acceso invalorable a su formación, a sus métodos de trabajo y a esa relación tan particular que se establece entre lo que un escritor lee y lo que escribe,así como ala forma en la que se relacionacon sus pares y sus lectores. de alguna formaes una autobiografía que se pierde con su muerte ,principalmente por razones económicas: cuesta tanto dinero conservar y poner a disposición de los estudiosos la biblioteca privada de un escritor que pocas instituciones y prácticamente ningún particular pueden permitírselo. Cuando lo hacen, sin embargo, apenas pueden hacerse cargo de los manuscritos y de la correspondencia." 

Bibliotecas perdidas, El escritor como lector. Patricio Pron. El País Cultural, 22 de julio de 2011.


      Una alternativa a esta triste realidad puede ser la que eligió el escritor uruguayo Mario Benedetti** en 2006 cuando donó una parte de su biblioteca personal al Centro de Estudios Iberoamericanos que lleva su nombre, en la Universidad de Alicante. No que sea una opción donar mis libros a la Universidad de Alicante, ironía aparte, sino porque me parece una alternativa para ser pensada el hecho de elegir con conciencia el destino que queremos darle a nuestra biblioteca antes de nuestra muerte, si no tenemos herederos que puedan hacerse cargo de ella después. 
      
      Aunque parezca un tema un poco morboso, yo no puede dejar para pensarlo después. Y, si puedo, esa es una decisión que me gustaría tomar en vida. Les dejo aquí planteada la propuesta de reflexión.




* El movimiento Emaús fue fundado en Francia por el Abbé Pierre. Nació en dos tiempos: primero en 1947, cuando el Abbé Pierre alquila una casa deteriorada en Neuilly-Plaisance, 14 km al este de París. La reconstruye y abre un albergue juvenil internacional al que da el nombre de "Emaús", como símbolo de la esperanza renovada. El segundo paso tiene lugar en 1949, cuando invita a Georges Legay (un desesperado suicida) a construir alojamientos para las familias sin techo.
Aunque Emaús fue creado por un sacerdote católico, quiso ser desde su origen un movimiento abierto a todas las nacionalidades y orígenes étnicos.

Para saber más: www.emaus.org.uy

** Para saber más: www.elmundo.es

6 comentarios:

  1. La verdad es que si da que pensar, que pasara con nuestras bibliotecas personales. Más cuando, de momento, a los de Casa no les gusta leer. Yo trabajo en una residencia de ancianos y cuando fallecen y tienes que retirar sus pertinencias para devolverlas a las familias piensas :toda una Vida está reducida en una Caja? Todo una Vida de esfuerzo y sacrificio está aquí, en una caja. Donde irán mis cosas el día que yo vaya a una residencia, donde irán mis libros, que tanto quiero? Habrá que ir pensando que hacer.

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    1. Hola,Miguel. La propuesta es para pensarla porque hay mucho que se puede decir sobre el tema. En última instancia, no nos llevamos nada y es la verdad, pero hay decisiones que sí podemos tomar y qué destino tendrán nuestras bibliotecas personales, si serán heredadas, vendidas o donadas, puede ser una de ellas. Saludos y gracias por comentar.

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  2. Que interesante reflexión. Hoy conversaba con mi librero al respecto, cuando alguien fallece, la familia vende las biblios a los libreros. Es una buena opción y la que yo elijo, si es que no hay herederos. Los libros vuelven a una libreria de usados para que los vuelvan a comprar nuevos lectores y tengan otra vida.

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    1. Hola, Fernando. Lo conversamos en IG y es un tema bastante complejo. Para mí, al menos, que no tengo ese recurso a mano. Yo preferiría donar mis libros a una biblioteca aún en vida pero en mi ciudad no puedo contar con la que hay que está mal cuidada y se cae a pedazos. Es para pensarlo. Creo que lo bueno es poder decidirlo mientras podemos. Saludos.

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  3. Hola!!
    Interesante reflexión y si lo pienso bien quizás lo mejor sería llevarlos a una librería de usados al menos que en la familia hayan interesados y se los repartan aunque muchas veces a nadie le interesa. Me gustó el post, besos.

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    1. Hola,Judith. Creo que no es un tema sencillo porque en mi ciudad no hay librerías de usados ni librerías de ningún tipo. Entonces para mí no es una opción,por ejemplo. Por eso está planteado como una invitación a la reflexión porque yo todavía estoy pensando qué hacer con la mía cuando llegue el momento. Gracias por escribir. Saludos.

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